En este programa número 30 de Alegría Libertaria, de nuestra radio libre online también denominada Alegría Libertaria, traemos una noticia de 1616 nada menos, que nos envía Emiliano Urteaga desde México y que nos ha dado pie a comentar algo que normalmente se cuenta como una historia de gloria, aventura, exploración y emprendizaje, que es el papel de los colonizadores vascos a lo largo de la historia.
Emiliano Urteaga nos envía esta noticia de noviembre de 1616, que fue la fecha de inicio de la guerra de los indios tepehuanes en la provincia de la Nueva Vizcaya (lo que actualmente es el norte de México, que ocupó el área actual de los estados mexicanos de Durango, Chihuahua, Sinaloa, y parte del estado de Coahuila). Cuenta cómo se sublevaron los indios tepehuanes y se sumaron diversos grupos indígenas y también esclavos africanos, para acabar con la explotación de los colonizadores encabezados por los conquistadores vascos.
Boyd-Bowman (Juan San Martin, 1988) señala como significativo el hecho de ser tres vascos de entre los cuatro fundadores reconocidos en la fundación de Zacatecas.
“Nos dirá que los apellidos vascos dominan toda la historia de la exploración y colonización del Norte de Nueva Espana en aquel periodo y aún en el siglo XVII: Francisco de Ibarra y Francisco de Urdiñola, en Nueva Vizcaya; Juan de Oñate, en Nuevo México, y Martin de Zavala, en Nuevo Leon.
En las siguientes décadas, especialmente bajo el liderazgo de Francisco de Ibarra (Eibar), se fundaron asentamientos más adentro del territorio y aún más al norte de la ciudad de Zacatecas, cuando fueron descubiertos yacimientos de plata. Ibarra nombró esa nueva área como Nueva Vizcaya. Francisco de Ibarra, como enviado del virrey Velasco, dirigió a mediados del siglo XVI la conquista del territorio de los tepehuanes”.
Os dejamos aquí unos fragmentos extraídos de diferentes webs de la Wikipedia (que muestran, también, las formas de expresión reflejadas en estos artículos), y también os dejamos algunos enlaces para profundidad, tanto de carácter divulgativo como académico.
Entre 1603 y 1614, el Virrey nombró a Francisco de Urdiñola como Conde de Monterrey. Consiguió aplacar en 1601 una gran rebelión de indios en el norte de la provincia. Hombre de guerra, Urdiñola ya había estado combatiendo a los indios tepehuanes en Indehe, a los guachichiles y pachos en Saltillo, y a los mazapil y matehuala. Enfrentó también un rebrote de la rebelión de los acaxes y el alzamiento de los xiximes en 1610.
Francisco de Urdiñola (1550, Oiartzun – 1618, Río Grande, Zacatecas) fue uno de los mineros más ricos y más afortunados de Nueva Vizcaya y de Nueva Galicia, poseedor y explotador de minas en Bonanza, en Mazapil, en Ramos y en el Río Grande de las Nieves. Agricultor, vinicultor, propietario de uno de los latifundios más grandes de la tierra (sólo en Coahuila 30.000 km² con 66 poblados), fue también uno de los ganaderos más importantes de Nueva España (México).
Se puede decir que Urdiñola incluso tuvo más mérito que Ibarra, puesto que fue el definitivo conquistador de Nueva Vizcaya, o mejor dicho el pacificador, pues prefería una mala paz a una buena guerra.
Juan de Oñate nació en 1550 en la ciudad de Pánuco, Zacatecas (Nueva España). Su padre fue Cristóbal de Oñate, conquistador español del noroeste mexicano y fundador de varias ciudades relacionadas con ricas minas de plata, lo que convirtió a Cristóbal de Oñate en uno de los hombres más ricos de la Nueva España junto con sus socios, también vascos, Diego de Ibarra y Juan de Tolosa. Su madre fue Catalina de Salazar y de la Cadena, hija de Gonzalo de Salazar, un funcionario que trabajaba en la Tesorería Real de la Nueva España. Un antepasado Cadena había luchado en la batalla de las Navas de Tolosa, y fue el primero en romper la línea de defensa que protegía a Mohámmad Ben Yácub.
Desde muy joven tomó la carrera de las armas y encabezó campañas militares contra los rebeldes indios chichimecas que habitaban en el norte de la Nueva España y asolaban los asentamientos españoles. Entre campaña y campaña se dio tiempo para prospectar en busca de placeres (minas) de plata.
Contrajo nupcias con Isabel de Tolosa Cortés de Moctezuma, hija de Juan de Tolosa y Leonor Moctezuma y, por ello, nieta de Hernán Cortés y de la princesa Isabel Moctezuma (una de las hijas del emperador azteca Moctezuma Xocoyotzin). Tuvieron dos hijos, Juan de Oñate Cortés (1580) y María de Oñate Cortés (1582).
El tal Juan de Tolosa, uno de los fundadores de Zacatecas, contrajo matrimonio con Leonor Cortés Moctezuma, hija natural de Hernán Cortés y la princesa azteca Isabel Moctezuma.
CRÉDITOS
Sintonía: Alegría – Albertucho
Imágenes extraídas del blog Puerta Norte Acaponeta
Música Matachines tarahumares y música tepehuan traída por Gabino Chamorro Cano
FUENTES PARA PROFUNDIZAR
https://es.wikipedia.org/wiki/Reino_de_Nueva_Vizcaya
https://es.wikipedia.org/wiki/Nu%C3%B1o_de_Guzm%C3%A1n
https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Ibarra_(explorador_espa%C3%B1ol)
https://es.wikipedia.org/wiki/Francisco_de_Urdi%C3%B1ola
http://www.euskaltzaindia.net/dok/euskera/50356.pdf
http://www.euskonews.eus/0212zbk/kosmo21202.html
http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/chihua/html/sec_9.html
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Como se os ve el plumero racistoide contra los vascos. Todo el podcast asociando torticeramente las palabras vasco con asesino, aristócrata, privilegiado, etc. Poco menos que conquistador es sinónimo de vasco para vosotros. Pizarro, Cortés o Balboa eran extremeños. Olid, Jiménez de Quesada o Bastida, andaluces. Decís que los vascos se aliaron con Castilla. ¡Qué barbaridad! Los señoríos vascos eran territorios aforados de la Corona de Castilla, tan castellanos como Granada o Cáceres. Olvdáis que los señores eran igual de asesinos prácticamente en cualquier lugar en la Historia del feudalismo, y no sólo en América, también en casa. También olvidáis que desde muy antiguo los vascos eran
grandes nnavegantes o que también hubo vascos, incluso conquistadores, que ensalzaron la figura del nativo americano con gran respeto, como Alonso de Ercilla. Vamos, que podéis ser iignorantes en la materia y no pasaría nada. Lo que no es de recibo es que vayáis de aanarquistas y os aflore ese nacionalismo eeespañoista rancio de odio a lo vvasco. Dais vergüenza ajena, españolazos