Este programa número 34 de Alegría Literaria, de nuestra radio libre online Alegría Libertaria, es una colaboración de Virginia Noelí Barré que nos trae una clave (otra) de lectura del poeta Manuel José Castilla, en la proximidad y reciprocidad del diálogo entre poetas y amistades, acercando su figura a la enunciación colectiva del nosotros, del pulso vital y la estética como tendencia cotidiana por construir el mundo del goce en contacto con el entorno.

Manuel J. Castilla (Cerrillos, 14 de agosto de 1918 – Salta, 19 de julio de 1980) fue un poeta, periodista, titiritero y escritor argentino, una de las voces más significativas de la poesía argentina contemporánea.

Manuel José Castilla nació en la casa ferroviaria de la Estación de Cerrillos (Salta). Realizó estudios primarios en la Escuela Zorrilla para luego estudiar el secundario en el Colegio Salesiano (donde repitió tres veces el primer año) y después en el Colegio Nacional de la capital de su provincia. A los 18 años abandonó la secundaria y entró a trabajar en El Intransigente, el diario salteño fundado en 1920 por David Michel Torino. En la redacción que en 35 años compartiría con Raúl Aráoz Anzoátegui, Miguel Angel Pérez, Walter Adet, Jacobo Regen, comenzó pasando listas de farmacias de turno y resultados de las divisiones inferiores del fútbol, hasta llegar a ser uno de sus más refinados columnistas.

Andrés Mendieta, en ocasión del veintitrés aniversario de la muerte de Castilla, comentó que «el Barba hacía bizarría de su ingenio. Por los avatares políticos en cierta oportunidad el gobierno, a los efectos de silenciar la constante oposición que le hacía la publicación, dispuso el traslado de todos los periodistas y gráficos para prestar declaración ante el Congreso de la Nación al sentirse un legislador “tocado” por un artículo del diario. La censura no tuvo efecto a raíz que se contrataron linotipistas y armadores de otras provincias y el material periodístico era escrito por estudiantes, amigos y distinguidos profesionales».
Aquí aparece la chispa de Manuel. Parodiando a una canción de moda escribió lo siguiente:
“Adiós muchachos ya me voy para Devoto…
frente a la cana, me silva el coto”.