Este programa número 101 de Alegría Literaria, es una especie de recopilatorio poético para celebrar que hemos superado los 100 programas. Son poemas que hemos ido emitiendo en diferentes programas, además de la nueva aportación de Natalia, que nos felicita el cumple (¡gracias, Natalia!).
En este programa número 185 de La Alegre Corchea Libertaria, os traemos la música de Los Olimareños, histórico dúo de canto popular uruguayo conformado por Pepe Guerra y Braulio López.
Histórico concierto de Los Olimareños tras su vuelta del exilio
Este programa número 38 de Alegría Literaria, de nuestra radio libre online Alegría Libertaria, es una colaboración de Virginia Noelí Barré que nos comparte a manera de dueto la poesía de Circe Maia y Beatriz Vallejos, dos singularidades poéticas que cantan la intensidad de lo cotidiano. La poesía de ambas se ofrece en conversación y puesta en común para urdirse, citarse y ser retomadas para posibles y siempre fructíferas variaciones.
Desde diferentes puntos de vista sobre el contar y el vivir, y sugerente vinculación entrevista, con este dueto se pretende crear vasos comunicantes con el acompañamiento musical, además, de algunas canciones del trío folclórico Aca Seca Trío, formado por Andrés Beeuwsaert (teclados y voz), el tucumano Juan Quintero (guitarra y voz) y el santafesino Mariano Cantero (percusión y voz). El tema de entrada es Otra Voz Canta, en voz del grupo uruguayo Pareceres.
Circe Maia (Archivo Manuela Aldabe)
Circe Maia, poeta, traductora, docente y escritora, nació el 29 de junio de 1932 en Montevideo. Pasó gran parte de su infancia en Tacuarembó, vuelve a Montevideo, y ya casada, se trasladó nuevamente a Tacuarembó. Realizó estudios de Filosofía y de Lenguas Modernas y dio clases de Filosofía y de Literatura Inglesa. Ha publicado traducciones de poetas griegos e ingleses en revistas uruguayas y extranjeras.
Algunos de sus libros de poesía son: En el tiempo (1958), Presencia diaria (1963), El puente (1970), Cambios, permanencias (1978), Dos voces (1981), Superficies (1990), De lo visible (1999), Breve sol (2001), Ayer un Eucalyptus (2001, obra traducida al inglés), Obra poética (2010, conjunto de su obra poética publicada hasta entonces), La pesadora de perlas (2013), Dualidades (2014).
Sus libros en prosa son Destrucciones (1986) y Un viaje a Salto (1987), libro este que incluye un diario personal de la época de la dictadura. En 1972, Maia vivió la prisión de su marido, acusado por asistir como médico a integrantes del Movimiento de Liberación Nacional conocido como Tupamaros, mientras que a ella la dejaron en libertad porque su hija menor tenía apenas cuatro días de vida. Sin embargo, un año después, fue destituida como docente de escuela secundaria y pasó a trabajar como profesora particular de idiomas.
Algunos de sus poemas han sido musicalizados por Daniel Viglietti, Jorge Lazaroff, Numa Moraes y Andrés Stagnaro, entre otros. Su poesía fue ligada con el espíritu de la época y se puede ver en el nombre del grupo del canto popular uruguayo Los que Iban Cantando, inspirado por un poema de En el tiempo (1958). Quizás el más significativo fue su poema Por detrás de mi voz, que fue musicalizado por Daniel Viglietti en 1978 como Otra Voz Canta. Esta canción, que a veces se realiza en combinación con el poema Desaparecidos de Mario Benedetti, se convirtió en una denuncia de los regímenes militares latinoamericanos.
Desde su primer poemario En el tiempo (1958), Maia ya señalaba que la expresión adecuada de la poesía es «el lenguaje directo, sobrio, abierto, que no requiere cambio de tono en la conversación, pero que sea como una conversación con mayor calidez, mayor intensidad… La misión de este lenguaje es descubrir y no cubrir; descubrir los valores, los sentidos presentes en la existencia y no introducirnos en un mundo poético exclusivo y cerrado».
A lo largo de toda su obra ha permanecido fiel a este ars poética. Los objetos, las personas, las muertes cercanas, la pintura y el tiempo son algunos de los temas elegidos para «descubrirse» y descubrir la trama humana. La propia experiencia se convierte en la posibilidad de auscultar lo humano y de establecer el diálogo con un tú siempre presente.
Circe Maia a lo largo de cincuenta años de trabajo poético se ha apartado de la literatura hermética que se vuelve monólogo. Como ella misma dice, ve «en la experiencia diaria, viva, una de las fuentes más auténticas de poesía». Su poesía se expresa a partir de la sensibilidad, sobre todo auditiva y visual.
Beatriz Vallejos
Beatriz Eulogia Vallejos nació en la ciudad de Santa Fe (Argentina) el 7 de mayo 1922 y falleció en Rosario el 12 de julio 2007. “Beba” para sus amigos, fue una poeta y artista plástica argentina. Publicó por lo menos veinte poemarios entre 1945 y 2002. La poeta residió en San José del Rincón, donde también desarrolló su actividad como pintora y laquista en su casa conocida como la «casa de bambú».
En este programa número 159 de La Alegre Corchea Libertaria, de nuestra radio libre online Alegría Libertaria, queremos recordar a Alfredo Zitarrosa (Montevideo; 10 de marzo de 1936; 17 de enero de 1989), cantautor, poeta, escritor, locutor y periodista uruguayo, considerado una de las figuras más destacadas de la música popular de su país y de toda América Latina.
Hijo natural de Jesusa Blanca Nieve Iribarne, que con 19 años lo dio a luz en una casa de altos, ubicada en el barrio de Belvedere, en la avenida Carlos María Ramírez esquina Carlos de la Vega.
Lo recibió una partera conocida por el apodo de Bombón, que allí vivía. Cuando Blanca Iribarne estaba en trabajo de parto fue trasladada en un carro de caballo desde el pueblo de Santiago Vázquez con la intención de llegar al hospital pediátrico Pereira Rossell, pero no llegó a tiempo y fue acogida en casa de la partera. Allí nació Zitarrosa y luego lo llevaron hasta el hospital, lugar que se considera como el sitio de su nacimiento, para inscribirlo en el registro civil que allí existe. Fue anotado como Alfredo Iribarne.
Alfredo Zitarrosa
A poco de nacer, en circunstancias especiales, su madre lo dio a criar al matrimonio compuesto por Carlos Durán, hombre de varios oficios, y Doraisella Carbajal, empleada en el Consejo del Niño. Pasó entonces a ser Alfredo «Pocho» Durán. Con esa pareja vivió en diversos barrios de la capital uruguaya y luego, entre 1944 y fines de 1947, se trasladó al pueblo de Santiago Vázquez, con frecuentes visitas a la campaña cerca de Trinidad, capital del departamento de Flores, de donde era oriunda su madre adoptiva. Se ha señalado que esta experiencia infantil lo marcó para siempre, dado que en su repertorio resalta la inclusión mayoritaria de ritmos y canciones de origen campesino, fundamentalmente milongas.
Regresó con su familia adoptiva por breve tiempo a Montevideo, para luego, al comienzo de su adolescencia, pasar a vivir con su madre biológica y el esposo, el argentino Alfredo Nicolás Zitarrosa, quien le dio su apellido, y su hermana recién nacida, en el Rincón de la Bolsa, hoy llamado Ciudad del Plata, en el km 29.5 de la vieja ruta a Colonia, departamento de San José.
Trabajó, entre otros menesteres, como vendedor de muebles, de suscripciones a una sociedad médica, de oficinista y en una imprenta. Tiempo después recordaría con especial afecto al que fuera su primer empleador, un tal Pachelo, que le fue presentado por uno de sus compañeros habituales de viaje en sus traslados diarios a Montevideo, durante la época liceal.
Se inició en las lides artísticas en 1954, como locutor de radio. Incursionó como presentador y animador, libretista e informativista, e incluso como actor de teatro. Fue también escritor, poeta y periodista. En esta última actividad, se destacó su labor en el semanario Marcha.
Aunque cantaba desde pequeño y había realizado ya algunas grabaciones informales que trascendieron con los años, debutó profesionalmente como cantor el 20 de febrero de 1964, en Perú. Forzado por las circunstancias y un poco fortuitamente, participó en un programa que se emitía por el Canal 13, Panamericana de Televisión, comenzando así una carrera que nunca se interrumpiría. Zitarrosa relató así su experiencia:
No tenía ni un peso, pero sí muchos amigos. Uno de ellos, César Durand, regenteaba una agencia de publicidad y por sorpresa me incluyó en un programa de televisión, y me obligó a cantar. Canté dos temas y cobré 50 dólares. Fue una sorpresa para mí, que me permitió reunir algunos pesos.
Alfredo Zitarrosa
Desde el principio, se estableció como una de las grandes voces del canto popular latinoamericano, con raigambre folclórica y clara ideología de izquierda. Cultivaba un estilo contenido y varonil, y su voz grave y un típico acompañamiento de guitarras le dieron su sello característico.
En la década de 1960 fue votante y militante del Frente de Izquierda de Liberación (FIDEL), lista 1001, en el seno del Movimiento Popular Unitario que integraba aquella coalición. Luego siguió militando en el Partido Comunista de Uruguay hasta su muerte. En 1971 adhirió al Frente Amplio. Participó como cantor en innumerables actos políticos de estas organizaciones.
Aquellas actividades, sumadas al contenido ideológico de su canción, le valieron el ostracismo y finalmente el exilio, durante los años de la dictadura (1973-1985). Sus canciones estuvieron prohibidas en Uruguay durante ese período, y más tarde en Argentina y Chile, por las dictaduras golpistas y genocidas que gobernaron esos países. Vivió entonces, sucesivamente, en Argentina, España, México y, nuevamente, Argentina, a partir del 9 de febrero de 1976.
Levantada la prohibición de su música, como la de tantos en la Argentina luego de la Guerra de Malvinas, se radicó nuevamente en Buenos Aires, donde realizó tres memorables recitales en el estadio Obras Sanitarias, los primeros días del mes de julio de 1983. Casi un año después volvió a su país, donde tuvo una histórica y masiva recepción el 31 de marzo de 1984, la que fue descripta por él mismo como «la experiencia más importante de mi vida».
En ese regreso, pasadas las primeras emociones del reencuentro con su país y su gente, comenzó a tener diversas dificultades.
Falleció en los albores del 17 de enero de 1989, a causa de una peritonitis derivada de un infarto mesentérico.
Zitarrosa buscó una canción uruguaya basada en los géneros musicales que identifican a la región. En esta búsqueda también puede identificarse a artistas contemporáneos como Daniel Viglietti y Los Olimareños, que a su vez fueron precedidos por otros como Osiris Rodríguez Castillos, Amalia de la Vega y Anselmo Grau
Su obra tiene base en la música folclórica rural, y encuentra en el tango el modelo de acompañamiento de guitarras. Zitarrosa rescató los dúos, tríos y cuartetos presentes desde larga data en la música uruguaya. Utilizó el cuarteto principalmente en la milonga.
Cubierta del cassete «Guitarra negra», de Alfredo Zitarrosa (1992)
Tras la presentación, escucharemos su disco recopilatorio «Guitarra negra», de 1992, editado en Chile con grabaciones de Alfredo Zitarrosa de distintas fuentes, además de una selección de Radio Alegría Libertaria a modo de bonus track. Todos los temas pertenecen en letra y música a Zitarrosa. Estos son los temas que podréis escuchar tras la presentación:
01.- Guitarra Negra (contra canciones) (versión grabada en Madrid en 1977). Poema por milonga. 02.- Adagio a mi país (registro en vivo durante las Jornadas del Canto Popular. México, 1977). 03.- No se puede (grabada en México, 1979-1980, y editada por primera vez en esta versión en el álbum “Textos políticos. 20 años de compromiso”, México, 1980). Voces del final: Nancy Marino, Naldo Labrín y Ruben Yáñez. 04.- La canción quiere (grabada en México, 1979-1980, y editada por primera vez en esta versión en el álbum “Textos políticos. 20 años de compromiso”, México, 1980). 05.- La pobreza de los pobres (compuesta en 1977, parece grabada acompañado por los mismos músicos que intervinieron en el álbum “Guitarra negra” editado en España en ese año. Tema inédito que hasta la fecha no había aparecido en ediciones argentinas o uruguayas).
Bonus track
06.- Doña Soledad (candombé, 1968) 07.- Pa’ l Que Se Va (chamarrita, 1967) 08.- Coplas al Compadre Juan Miguel (chamarrita, 1966)